Fragmentos de la Historia: el asesinato de Calígula

Busto de Calígula y recreación virtual del mismo en pleno siglo XXI

Cayo Julio César Augusto Germánico era su nombre completo. Perteneciente a la dinastía Julio-Claudia, gobernó entre el 37 d.C y el 41 d.C. Bisnieto de Augusto, primer emperador de Roma e hijo de Germánico, uno de los generales más recordados de la antigua Roma. Sería durante las campañas de este en la frontera norte del imperio, en Germania, donde se ganaría el mote de "Caligula", apodo atribuido por los legionarios de su padre. las Caligae eran el calzado típico de los ejércitos de Roma, utilizando el joven Cayo unas sandalias a su medida, lo que conllevó al sobrenombre que tanto odió durante su vida el futuro emperador.

La muerte prematura de su padre en las provincias orientales en el año 19 d.C, fue un duro revés para el pequeño Cayo, retornando a Roma para enterrar a su padre con honores, siendo un hombre muy popular y querido entre la plebe. Con el paso de los años su relación con el emperador Tiberio fue degenerándose, acabando este desconfiando de Calígula por las extrañas muertes de parientes en el seno de la familia imperial. Al final de su reinado, Tiberio se recluyó en la isla de Capri, relajando así las tensiones que existían entre ambos. Años más tarde y a la muerte de Tiberio con 77 años, acabaría heredando el imperio junto con su primo Tiberio Gemelo.

Pero la ambición de Calígula no conocía límites. Al poco de iniciarse el reinado compartido lo acusó de traición e intento de asesinato, ejecutando  Gemelo y aglomerando el poder absoluto en sus manos. Los inicios de su gobierno son recordados con esperanza y buen hacer, comparando incluso algunos coetáneos la prosperidad de aquella época con la dada en los tiempos del emperador Augusto. 

Todo se empezó a torcer con una enfermedad que contrajo Calígula, de la que se sabe muy poco a día de hoy, y que provocó un antes y un después en el genio del emperador. Según Suetonio, Calígula empezó sospechar de forma paranoica sobre complots hacia su persona, y por los que se ejecutó a multitud de personas durante su gobierno.

La salud mental del emperador iba en claro detrimento. Los excesos que llevaba a cabo en su palacio, el cual algunos autores clásicos describieron que parecía más un burdel que el hogar de la familia imperial, al poco tuvieron su reflejo en la administración del imperio, provocando una crisis económica y hambruna de profundo calado.

Famosos son los escándalos que se le atribuyen. Escribe Suetonio en su obra La vida de los doce césares que formó a sus legiones enfrente del actual Canal de la Mancha, previo a la invasión de Britania, y les dispuso a que recogieran de la orilla conchas como, cito textualmente de Suetonio, "el tributo que el océano debía a la Colina Capitolina y al Monte Palatino". Otro episodio célebre fue cuando quiso nombrar a Incitato, su caballo, cónsul y sacerdote en el Senado, conformando estos de los puestos más importantes de la magistratura romana.

La locura del emperador era más que evidente, y a mayores de esta había que sumarle la crueldad con la que trataba a sus súbditos. Se dice que obligó a prostituirse a sus hermanas Agripina la MenorJulia Drusila y Julia Livila, con las que además mantuvo relaciones incestuosas. Casio Querea, tribuno militar de los pretorianos y guardia personal del emperador, fue también uno de los súbditos humillados por Calígula. Según Suetonio el emperador se mofaba de su voz "afeminada" y era objeto de numerosos escarnios, siendo la gota que colmó el vaso las relaciones carnales que mantuvo Calígula con la mujer de Casio.

El tribuno junto con otros pretorianos y senadores llevaron a cabo el 24 de Enero uno de los magnicidios más famosos de la historia. Casio Querea y un grupo de pretorianos abordaron a Calígula cuando este dirigía unas palabras a un grupo de jóvenes actores que participaban en unos juegos. Se dice que fue Casio quién apuñaló primero al emperador, siguiendo su acción un festival de dentellazos al cuerpo ya herido mortalmente de Calígula. Parecía que la historia volvía a repetirse. Julio César, casi 100 años atrás, fue también acuchillado hasta la muerte y entre uno de los artífices de tal asesinato se encontraba el senador Casio Longino. ¿Coincidencia, augurio?

Superando la realidad a la ficción en multitud de ocasiones, el devenir dictó que los pretorianos encontraran escondido bajo unas cortinas a Claudio, tío del ya difunto emperador. Aún emanaba sangre el cuerpo de Calígula cuando, ante el vacío de poder existente, los mismos pretorianos que acaban de llevar a cabo uno de los asesinatos más célebres de la antigüedad, proclamaron emperador a Claudio pensando tal vez que sería un títere fácil de controlar.

Claudio sufría importantes taras físicas, tartamudeaba y cumplía una función de bufón en el palacio imperial, con lo que desarrolló un complejo de inferioridad desde pequeño, siendo estigmatizado incluso por su propia madre. Lo que no se conocía aún es que iba a ser uno de los grandes emperadores de Roma, siendo deificado poco después de su muerte en el 54 d.C.

Si el lector o lectora estuviera interesado en ahondar en esta época romana de intrigas palaciegas y escándalos, le recomendaría la novela de Yo, Claudio de Robert Graves y su genial adaptación audiovisual, realizada por la BBC, de mismo nombre y protagonizada por un excelente Derek Jacobi.

La figura de Calígula se recuerda y se recordará como sinónimo de déspota, loco y tirano. Pero nadie puede negar lo exótico y atractivo de su vida, cautivando y dejando su huella durante el paso de las generaciones.

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