Fragmentos de la Historia: Alejandro Magno y su encuentro con Talestris, la reina amazona

"La reina amazona Talestris en el campamento de Alejandro el Grande", de Johann Georg Platzer.

Corría el año 330 a.C. Alejandro y su ejército llevaban seis años guerreando sin descanso. El joven monarca ascendió al trono en el 336 a.C después de que su padre, Filipo II de Macedonia, muriera asesinado merced de un complot según varios historiadores orquestado por Olimpia, madre de Alejandro. Debido a su juventud, 20 años de edad, se enfrentó a la sumisión de varias polis griegas barriendo cualquier tipo de rebeliones futuras en la Hélade. 

A partir del 334 a.C empezaría lo que su padre no pudo realizar en vida, la conquista del Imperio Persa. Con las victorias del Río Gránico (334 a.C) batalla en la que cerca está de morir Alejandro, Issos (333 a.C) y Gaugamela (331 a.C) doblega a la otrora poderosa Persia. Bajo persecución de Alejandro, Darío III es traicionado y asesinado por las continuas derrotas frente a los griegos, siendo cabecilla del complot Bessos, noble persa que se autoproclamó acto seguido rey de Persia. Cosa que el macedonio no se tomó demasiado bien.

Siguiendo los pasos de Bessos, Alejandro llegó con su ejército a la región de Hircania al sur del Mar Caspio. Os dejo una pequeña imagen para que podáis ubicarla con facilidad:


Una vez pacificada la zona, en la que tuvo varios enfrentamientos contra la tribu local, los mardos; se presentó en su campamento una reina amazona con trescientas guerreras como acompañantes, que llevaban un mes cabalgando para encontrarse con aquel que había derrotado a los persas. Su nombre era Talestris, y la apariencia de esta y su séquito de guerreras asombraron a las huestes macedonias. Quinto Curcio Rufio, autor de La historia de Alejandro Magno de Macedonia, nos ofrece una descripción de estas indómitas mujeres: 

“Una túnica de mangas largas de color claro con bordes dorados, cinturón con hebilla de oro, alguna piel de animal en el cuello, una falda larga para montar a caballo, botas de cuero y una capa de piel de leopardo. En el cinto llevaba una daga de tamaño medio, arco y flechas típicos de los escitas, dos lanzas cortas y una silla de montar sobre una manta con ribetes dorados”

Según nos sigue contando Curcio, Talestris quedó un poco decepcionada por la altura del aclamado Alejandro, el cual tenemos constancia a día de hoy que medía sobre 1,60 metros. Tampoco le pareció especialmente hermoso ni carismático, pero ella había recorrido llanuras y montañas, cruzado ríos y estepas con un fin claro. No perdió el tiempo nuestra aguerrida reina amazona, ya que cuando le preguntó Alejandro que qué le traía a presentarse en su campamento, ella respondió que pretendía quedarse embarazada de él ya que se consideraba una de las pocas mujeres dignas para darle un heredero. Según nos recuerda Curcio, la reina le ofreció un pacto a Alejandro. Si nacía varón sería criado y formado como macedonio pero si, por el contrario naciera hembra, esta crecería en Oriente bajo la tutela de Talestris. Diodoro Sículo nos da un testimonio del momento:

“Extrañado el rey por la inesperada visita de estas famosas mujeres, preguntó a Talestris el objeto de su visita, a lo que ella le contestó que había venido para engendrar con él un hijo. Pues él era por sus hazañas el hombre más esforzado y ella sobresalía de entre las mujeres por su fuerza y su bravura, por lo que era natural que la criatura engendrada de dos progenitores tan excelentes sobrepasaría en valor al resto de los mortales. El rey, extremadamente halagado, aceptó su proposición y pasó trece días con ella.” 

Parece que Alejandro no se lo pensó demasiado. No le culparía, ya que tras años de travesías por áridos desiertos y escarpadas montañas, uno se puede volver especialmente débil ante la tentación carnal. Una vez pasados los trece días de desenfreno sexual, en el cual dudo que hablaran mucho del tiempo o banalidades varias, Talestris decide marcharse convencida de haber conseguido lo que buscaba. No habría pastilla del día después que valiera para nuestra aguerrida protagonista.

Bromas aparte, la reina amazona y su séquito de guerreras fueron despedidas con honores del campamento griego. Parece ser que Alejandro incluso llegó a formularle el deseo de que se uniera a su ejército, en su destacamento de caballería, lo cual Talestris rechazó amablemente.

Nunca se supo más de la amazona ni del posible fruto de las relaciones que mantuvieron Alejandro y ella durante 13 apasionados días, con sus respectivas noches. He de aclarar al lector que todo lo que acaba de leer no es fruto de ninguna leyenda o mito relacionado con la figura de Alejandro Magno, esta historia está recogida en varias fuentes de distintos historiadores antiguos. Quiero recalcar esto ya que un servidor no tiene tan buena imaginación ni talento para crear una historia tan peculiar a la par de épica.

Porque en una contienda militar no todo va a ser batallar y conquistar ¿No?




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